A todas nos ha pasado alguna vez eso de terminar las Navidades atesorando en el armario un par de nuevos vestidos de fiesta que sabemos a ciencia cierta que no volveremos a utilizar durante los próximos meses. Supongo que no podemos evitarlo, nunca se tienen suficientes vestidos, suficientes bolsos ni suficientes zapatos. Y esto no supondría ningún problema si todas tuviésemos a nuestra disposición un vestidor como el de alguna de las hermanas Kardashian.

Pero como a la mayoría de las mortales nos toca con conformarnos con un armario de Ikea, en el mejor de los casos, yo decidí aplicarme la técnica de la percha para combatir a mi diógenes fashionista interior y evitar acumular mucha más ropa de la que uso en realidad. ¿En qué consiste? En tener un número limitado de perchas en el armario y en sacar una prenda para que su percha pueda ser ocupada por cada nueva adquisición. La prenda desplazada la regalo si está en buen estado o la reciclo si veo que ya no da más de sí. 

Puede parecer una tontería, pero el hecho de tener que deshacerte de alguna de las prendas que ya tienes para darte un capricho con una nueva te hace plantearte el tema del fondo de armario con una mentalidad casi estratégica.

Y este es el motivo por el que hace mucho que no compro vestidos de fiesta, al menos para Navidad. Si no me queda más remedio porque tengo un compromiso muy formal como una boda o algo así me lo pienso, aunque intento dar prioridad a otras alternativas como alquilar un look para la ocasión. Pero cuando se trata de buscar un vestido por ejemplo para Nochevieja o para la cena de Navidad de la empresa intento encontrar opciones que me den algo de juego una vez pasado el evento. Como el vestido de cuero negro de Esprit que hoy voy a usar para mostraros cómo la misma prenda puede ser protagonista de un look festivo y de otro  mucho más relajado perfecto para cualquier ocasión.

Descubrí Esprit mientras trabajaba para Primeriti (ya os he enseñado en el blog ropa de esta marca, como el vestido fucsia que os mostré en este look). No es una marca low cost precisamente, pero es asequible y sus precios son más que razonables dada la buena calidad de sus prendas. Y una de las cosas curiosas y que más me gustan de Esprit es que empezó con una bonita historia de amor que podéis descubrir en este enlace.

Como os decía hoy os muestro dos propuestas diferentes con la que sacar partido a un vestido de cuero negro, que puede convertirse en una pieza importante de nuestro fondo de armario si ya tenemos un little black dress de corte más clásico y buscamos una opción algo más atrevida (en realidad todo este post es un soliloquio para auto-convencerme de la que va a ser mi próxima adquisición, espero que no os importe).

A la hora de buscar un look para una cena u ocasión un poco más especial, si queremos salirnos un poco del típico vestido de cóctel, podemos conseguir una combinación interesante mezclando el vestido de cuero con prendas y accesorios que aporten un acabado metalizado, como la chaqueta de manga costa sin solapas decorada con pedrería. Los zapatos de estampado de serpiente plateados darían un toque sexy y salvaje al look, mientras que el clutch decorado con cristales aporta la nota elegante.

Pero lo que más me gusta del vestido es que podría sacarle partido para ocasiones menos festivas combinándolo por ejemplo con un abrigo de lana y unas botas mosqueteras de ante (me gusta el contraste de texturas). Además creo que el vestido haría buenas migas con el bolso de mano con estrellas en relieve del que también estoy un poco encaprichada (los bolsos están al margen de la ley en lo tener un número limitado de perchas en el armario).

¿Tenéis u os gustaría tener un vestido de cuero en vuestro fondo de armario? ¿Cómo lo combináis y para qué ocasiones lo utilizáis?

Podéis encontrar todos los complementos y accesorios que he utilizado para hacer los dos looks en la tienda online de Esprit.