La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a la presentación mundial del nuevo miembro de la familia Huawei, el Huawei Mate S, un terminal que ya está dando mucho de qué hablar por ser el primero en incorporar la tecnología Force Touch que distingue distintos tipos de presión sobre la pantalla.

El evento, que tuvo lugar en el marco de la IFA 2015 de Berlín, fue un verdadero espectáculo en el que no faltaron la actuación de la cantante Delacey, la asistencia de personalidades del mundo de la moda —como Yolanda Sacristán, directora de Vogue España— o incluso un desfile de modelos como broche final. En el propio evento pudimos probar de primera mano tanto el Huawei Mate S como el Huawei Watch. Además, la marca me ha cedido uno de los terminales para probarlo, así que he querido hacer un post sobre el unboxing y mis primeras impresiones después de utilizarlo durante unos días. 

En lo referente al packaging Huawei aprueba con muy buena nota ya desde el Ascend P6. Sus embalajes son siempre elegantes y minimalistas, y aunque el del P8 es difícil de superar por su originalidad, en esta ocasión se nota que el objetivo es dar todo el protagonismo al propio teléfono.

Además del cargador de corriente y el cable de datos, acompañan al Huawei Mate S dos accesorios que nos permiten hacernos una idea del rango premium del terminal: los auriculares en aluminio —que prometen cancelación de ruido externo y un sonido excepcional— y una funda con tapa de cuero en color platino muy elegante, y que queda perfecta con el tono Mystic Champagne del móvil.

No falta tampoco el accesorio para extraer la bandeja de la tarjeta nano sim, que en este caso alberga también el espacio para añadir una tarjeta de memoria Micro SD.

Si en el Huawei P8 Richard Yu nos contaba que había conseguido que la cámara trasera quedase integrada en la superficie de aluminio del teléfono, aquí nos encontramos con que el sensor —de 13 megapixeles— vuelve a sobresalir. Pero para compensar lo han recubierto con cristal de zafiro y nos prometen que resistirá a los arañazos.

La cámara es una de las cosas que más ganas tengo de poner a prueba. Además de dar continuidad a todas las mejoras que se introdujeron en su momento con el P8 incorpora por fin un modo profesional que nos permite un control manual absoluto sobre todos los aspectos de la captura —balance de blancos, tipo de enfoque, sensibilidad ISO, velocidad del obturador—. Algo para lo que antes había que recurrir a aplicaciones de terceros.

Debajo de la cámara nos encontramos con el sensor de huellas dactilares, que da un gran salto respecto a su predecesor en el Huawei Mate 7. Además de para desbloquear el teléfono este sensor nos permite otras muchas interacciones con el teléfono, como desplegar las notificaciones o navegar y movernos con libertad por galerías de fotos.

Comparándolo con el P8 podemos ver que las antenas, que en el tono Mystique Champagne eran blancas, son ahora de un tono marfil que hace que se integren mejor con la trasera y pasen más desapercibidas.

La pantalla —Amoled FHD con Gorilla Glass de cuarta generación y de bordes 2.5D, ligeramente curvados— es de 5,5″, mayor que la del P8 pero menor que la del Mate 7, que aunque sigue clasificándose dentro de la categoría de los phablets no resulta incómoda de manejar con una sola mano.

Hoy en día quien más y quien menos se hace algún que otro selfie con el móvil, así que en Huawei siguen dándole vueltas a cómo mejorar la experiencia en ese sentido. Después del éxito del modo belleza del P6 y de los selfies panorámicos del P7, ahora dan un paso más y añaden un flash delantero que nos permite hacernos autorretratos incluso en condiciones de baja luminosidad.

Otra de las novedades es que en lugar de los dos micrófonos habituales incorpora tres, una característica que nos permitirá por ejemplo buenos resultados si grabamos una reunión o cualquier situación con diferentes interlocutores. Aún no he podido comprobar si estos tres micrófonos suponen una mejora a tener en cuenta en el audio de las grabaciones de vídeo, que suele ser el pie del que cojean la mayoría de los smartphones.

El diseño sigue en la línea del Huawei P8, aunque resulta mucho más esbelto y estilizado, con unos bordes que se estrechan hasta los 2,65 mm. de grosor. La parte central, un poco más gruesa, tampoco supera los 7,2 mm.

En su interior nos encontramos con un procesador Hisilicon Kirin 935 —Octa core (4*2.2GHz + 4*1.5GHz), 64-bit— y 3 GB de memoria RAM que garantizan la fluidez al mover apps y juegos.

El Huawei Mate S está disponible en tres versiones: por un lado la versión de 32 GB, en tonos Mystique Champagne y Titanium Grey, por 649€; la versión de 64 GB vendrá en los colores Luxurious Gold y Coral Pink y costará 699 €. La tercera versión, Luxury, será la que incorpore la tecnología Force Touch, aunque de momento no tenemos los detalles sobre su precio o fecha de venta.