
A principios de este año fui a una peluquería de Logroño a sanearme las puntas abiertas. Me apetecía volver a llevar un flequillo lateral, así que llevé en el móvil imágenes de actrices y modelos con el tipo de corte que yo quería. Creo que fui bastante clara y que mencioné expresamente las palabras flequillo lateral desfilado. Pero aún así a la peluquera, que estaba charlando animadamente con el resto de personal y clientes que había allí ese día mientras me cortaba, parece que se le fue el santo al cielo, y cuando se quiso dar cuenta me había hecho un horroroso flequillo redondeado, corto en el centro y más largo en los laterales. Justo lo que mi cara, ancha y redondeada, no necesita.
Cuando se dio cuenta del error trató de arreglarlo empuñando la tijera de descargar y llevando el pelo hacia el lateral y desfilándolo más y más. A base de estirarlo y plancharlo consiguió disimular levemente el estropicio. Pero fue al volver a lavarme el pelo al día siguiente cuando me percaté de la magnitud del desastre capilar: en lugar de un flequillo lateral, lucía un flequillo cortísimo, descargado y muy ochentero que hubiera sido la envidia del David Bowie de Dentro del laberinto. Leer Más