Una de las cosas que más me gusta de Torquay es ¡que tiene playa! Nunca antes había vivido cerca del mar, y tengo que reconocer que me hace muchísima ilusión. Aunque la temperatura del agua no es tan apetecible como la de mis queridísimas playas mediterráneas, el clima suave invita a disfrutar de un helado en alguna de las cafeterías del paseo marítimo o a llevarse una toalla y un buen libro para descansar leyendo sobre la arena.

Pero el hecho de que el sol no castigue tanto como en España no es excusa para dejar de tomar precauciones, especialmente en las zonas más delicadas como el rostro o el escote. El pelo también sufre lo suyo, así que en mi Cosmoclip de esta semana os cuento paso a paso cómo protejo yo mi melena para que el verano no cause estragos en ella.