
Las invitadas perfectas de Matilde Cano
Mi primer vestido de fiesta fue de Matilde Cano. Debía yo de tener unos nueve o diez años por aquel entonces. Mi abuela regentaba una pequeña tienda de ropa en el pueblecito al norte de Córdoba del que proviene toda mi familia y en ella vendía, entre otras muchas cosas, vestidos de Matilde Cano. La Mati, la llamaba ella cariñosamente.
Un día la acompañamos mi madre, mis hermanas y yo a la fábrica de la Mati. Mientras mi abuela seleccionaba los diseños y las tallas de cada uno que se llevaría para la tienda, mi madre buscaba vestidos para mis hermanas y para mí. Reconozco que el que me tocó no es el que yo hubiera elegido (aún estaba en esa edad en la que las únicas tendencias que importan son las que marca Disney), pero al final acabé cogiéndole cariño.
Era un vestido confeccionado en una especie de tafetán verde oliva, con manga corta y escote de tipo barco, ceñido en la cintura pero con volumen en la falda, y con una torerita de manga larga a juego. Recuerdo que el escote tenía pequeños detalles de pedrería y lentejuelas doradas.
Se convirtió en mi vestido de las bodas. Perdí la cuenta de a cuántas bodas lo llevé (es lo que tenía la era pre-Facebook, que una podía repetir modelito sin quedar en evidencia). Cuando se me quedó pequeño lo heredó una de mis hermanas. Leer Más