Desde que me puse mi primer par de Clarks me he convertido en una evangelizadora de la marca totalmente convencida. Exceptuando dos pares de Converse con los que estaba encaprichada, todos los zapatos que me he comprado este año han sido de Clarks, que se han sumado a los que ya tenía de años anteriores. Porque puede que los zapatos de esta marca no sean precisamente baratos, pero con unos cuidados mínimos tienes zapatos para muchos años.

Y es que, así como en lo que a ropa se refiere tengo debilidad por muchas marcas low cost, en lo que respecta a los zapatos soy de la firme opinión de que es mejor gastarse el presupuesto de la temporada en un par de la mejor calidad que podamos permitirnos antes que en varios pares que acaben relegados al olvido porque nos acaben haciendo rozaduras o porque simplemente no son los suficientemente cómodos como para que podamos olvidarnos de que los llevamos puestos.

Porque al contrario de lo que muchas mujeres piensan, ni siquiera cuando se llevan tacones de diez centímetros hay por qué sufrir, al menos con esta marca. ¿El truco? La tecnología softwear: una plantilla con capa de latex en la parte delantera del zapato, almohadillado extra en el talón y una capa de espuma de talón a dedos.  Leer Más