No deja de resultar curioso constatar lo poco que ha cambiado la moda masculina en general durante los últimos siglos si la comparamos con la femenina. Y no me refiero simplemente a determinados colores, prendas o tejidos determinados por los caprichos de la temporada, sino a cómo la silueta entera se ha ido reinventando por completo, a veces tan solo con una o dos décadas de diferencia, para adaptarse a los cánones del momento.
Rara vez en la Historia del Traje las creaciones de los más reputados modistos tenían como propósito principal adaptarse a la silueta natural de la mujer y sacarle partido. Más bien han sido siempre las mujeres las que han tenido que modificar su cuerpo a base hábiles juegos de corsés y rellenos para lucir con éxito los vestidos estrella de determinadas épocas.
Y bien podría parecer que todo esto nos queda muy lejos ya a las mujeres del siglo XXI, pero la que no tenga un sujetador push-up o unos leggings reductores en su armario, que tire la primera piedra. Leer Más
Chaleco en piqué de algodón con bordados florales. Ca. 1840. Museo del Traje CIPE
Nunca me canso se decir que Historia del Traje fue una de las asignaturas que más disfruté mientras estudiaba la carrera. Porque aunque la moda me ha gustado desde siempre, fue a partir de esos dos años de asignatura cuando realmente empecé a apasionarme por la materia.
Resulta fascinante la inmensa cantidad de detalles que podemos deducir, tanto de una persona en particular como de toda una clase social, partiendo de las prendas y complementos elegidos para cada ocasión. Y nada como hacer estos ejercicios de imaginación delante de algunos de los 22 modelos originales de indumentarias del siglo XIX que se exhibirán durante los próximos meses en el Museo Nacional del Romanticismo (Madrid), dentro de la exposición La Moda Romántica.
Traje en satén de color negro y coral con aplicación de pasamanería. 1865-1868. Museo del Traje CIPE
Porque es precisamente en el siglo XIX cuando empiezan a despuntar los primeros grandes sastres con firma propia y a aparecer las revistas de moda, y damas y caballeros se dejan llevar, por primera vez en la historia, por los cambios de temporada con sus tendencias particulares.
Esta muestra tan interesante reúne fracs, levitas, chalecos de caballero, trajes femeninos de paseo, goyescos, de baile e incluso de novia, además de algunos modelos infantiles que nos ayudan a hacernos una idea más detallada de los usos sociales de la moda en esa época.
Traje de baile en seda de color azul con aplicaciones de encaje. 1860-1865. Museo del Traje CIPE
Las salas del Museo —con sus estancias recreando un palacete burgués del romanticismo— se convierten en el escenario perfecto para estas 22 piezas, que además se complementan de figurines procedentes de revistas de moda de la época y fotografías estereoscópicas de comercios y talleres de moda.
Vestido de novia en seda labrada con aplicación de encaje. Ca. 1840. Museo del Traje CIPE
La exposición, comisariada por Eloy Martínez de la Pera, estará disponible hasta el próximo 5 de marzo de 2017, y la entrada a la misma está incluida en la entrada general al Museo: 3€ la entrada normal y 1,5€ la entrada reducida. En este enlace podéis comprobar los horarios de apertura así como las fechas durante las cuáles se puede acceder de forma totalmente gratuita.
La bruja con tacón de aguja 