Siendo andaluza no podía ser de otra manera: tengo el paladar un tanto exquisito en lo que a aceites de oliva se refiere. Mientras preparábamos nuestra mudanza a Reino Unido, hace ahora casi dos años, ya intuíamos que el asunto de encontrar un aceite en condiciones por estos lares iba a ser una tarea ardua. Así que nos marcamos un Paco Martínez Soria y, aunque no vinimos cargados de gallinas, sí que echamos un par de garrafas de las de 5 litros de mi aceite favorito al maletero del coche.
Pero 10 litros de aceite no duran para siempre, y mucho menos al ritmo al que lo gastamos en casa entre ensaladas, tostadas y demás comidas. Por lo que el drama llegó a la hora de buscarle sustituto a mi aceite andaluz en las estanterías de los supermercados ingleses. Lo más parecido que encontramos fue una marca llamada Filippo Berio, supuestamente aceite italiano pero que, según su etiqueta, se elaboraba con aceitunas de Marruecos, Grecia y España. No estaba mal, pero su precio era algo elevado para la calidad que tenía.
Aprovecho para aclarar que para los ingleses en general el aceite de oliva es un gran desconocido. No solo para cocinar: en los pocos restaurantes en los que te ponen aceite y vinagre para que te aliñes tú las ensaladas, el aceite suele ser de poca consistencia y de un amarillo radioactivo como para desconfiar de su calidad y procedencia. Igual suena exagerado, pero yo culpo a ese aceite horrible de los restaurantes de los kilos de más que fui cogiendo durante los primeros meses aquí. Los aliños de las ensaladas dejan tanto que desear que, a pesar de lo mucho que me gustan, fui dejando de pedirlas cada vez que salíamos a comer fuera, y las acabé sustituyendo por opciones mucho menos saludables. Hola, hamburguesas. Hola, fish and chips.
Una vez llegué a preguntarle a mi novio que si sería demasiado loco llevar en el bolso una botellita de plástico de esas de las que se rellenan de champú para viajar, pero llena de aceite, cada vez que saliéramos a cenar. Por su cara deduje que sí, que era demasié. Que Torquay al fin y al cabo es un pueblo pequeño, y tampoco era plan de ganarme entre los lugareños el mote de la loca del aceite, o algo así.
Así que, aunque he renunciado a encontrar ensaladas con aliños decentes en los restaurantes, sí que he seguido empeñada en traerme aceite español para usar en casa. Y como en la maleta es imposible por aquello de las restricciones de líquidos y porque nosotros solo viajamos con equipaje de mano, no me ha quedado más remedio que buscar otras alternativas.
Menos mal que hace unos meses alguien de mi familia me descubrió la solución perfecta a mi problema, y que hoy quiero aprovechar para compartir en el blog por si me leen otros españoles expatriados, o por si hay quien vive en España pero quiere recibir en su casa un aceite exquisito: Mi Oliva Gourmet.
Pedí, para probar qué tal funcionaban los envíos internacionales y qué tal era la calidad del producto, tres botellas de Aceite de Oliva Virgen Extra Arraigo sin filtrar. Y solo os diré que poco me faltó para beberme el aceite directamente del envase. El día que recibí el paquete en casa justo había comprado una hogaza de pan rústico, así que vi la ocasión clara para estrenar el aceite con unas tostadas, y fue un flechazo al primer mordisco, si es que puede una enamorarse aunque sea solo un poco de la comida.
Según la descripción se trata de una campaña 2018 de producción limitada, obtenido de aceitunas hojiblanca, picual y picuda del Olivar de San Miguel en Puente Genil, que se recolectan cuando las aceitunas no han madurado y están todavía verdes (lo que hace que sea necesario un 40% más de aceitunas para obtener 1 kilo de aceite). Recolectar las aceitunas verdes hace que el proceso sea más costoso, pero es el momento en que tienen mayor contenido en polifenoles, que son beneficiosos para el corazón, la circulación y actúan contra el cáncer, el envejecimiento, el daño oxidativo, la inflamación, la disfunción endotelial y tienen efectos antitrombóticos.
Y por si todo esto fuera poco, encima ahora he descubierto que esta empresa vende también a través de Amazon, por lo que puedes hacer tus pedidos desde ahí y beneficiarte de las ventajas si tienes cuenta Prime.
Yo tengo claro que no voy a volver a comprar ese aceite Filippo Beri ahora que por fin he encontrado la manera más fácil y práctica de traerme a Inglaterra un pedacito de Andalucía para ponerlo sobre la mesa.
buena recomendacion para los españoles que viven en el extranjero para que sigan comiendo como si estuvieran en casa 😉
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