Llevaba ya algún tiempo coqueteando con la idea de empezar una newsletter. Este blog siempre ha sido y será la niña de mis ojos, y pienso seguir posteando también de forma regular, pero hay ciertos temas quizá un poco más personales de los que no viene muy a cuento hablar aquí.

Porque no nos engañemos: aunque esos posts más íntimos que dejo escapar de vez en cuando tienen una audiencia reducida pero fiel, aquí la mayoría de la gente llega buscando la mejor forma de blanquear la goma de las Converse o de hacerse unas ondas de infarto sin usar herramientas de calor. Y no les culpo, algunos de esos trucos son una pasada, por eso los he publicado aquí.

Pero estoy cada vez más convencida de que es buena idea compartimentar un poco y por eso voy a llevarme los textos de índole más personal a una newsletter que he creado en Revue y que enviaré el primer y el tercer domingo de cada mes, empezando esta misma semana. Si ya te has suscrito a mi blog usando tu correo electrónico, este domingo recibirás la primera entrega y ya desde ahí podrás decidir si quieres seguir recibiendo las siguientes o si prefieres romperme el corazón desuscribirte y seguir recibiendo en tu correo solo los contenidos generales del blog.

Si estás siguiendo La bruja con tacón de aguja desde WordPress entonces no tengo tu dirección de email; en ese caso pásate por este enlace y suscríbete para recibir mi primera carta este domingo. Porque eso es lo que quiero, mandarte cartas de las de antes, de las que se escribían con todo el tiempo del mundo y que se esperaban con ilusión y paciencia, en una época en la que ni siquiera podíamos imaginar esta inmediatez en la que las apps de mensajería nos tienen sumidos hoy en día.

¿Nos carteamos?