Como el año pasado me compré un abrigo increíble y a muy buen precio en Mango, había decidido echarle un vistazo a la web para ver qué modelos nuevos tenían este otoño-invierno, y en eso andaba, pasando de uno a otro, haciendo click aquí y allá, cuando he dado con el modelo de la foto. Al principio me ha gustado, por el color y porque a la vista parece calentito, sobre todo por el borreguito de la parte interior.

Ya estaba fantaseando sobre cómo combinarlo con un par de botas nuevas que me he comprado esta semana, cuando por el rabillo del ojo he visto lo que en un primer momento me ha parecido una errata, y es que el abriguito en cuestión marca un precio de 550 euros. Sí, sí, habéis leído bien. He empezado a pasar fotos del resto de los abrigos para fijarme en los precios, pero los demás marcan lo que viene siendo habitual en la marca, con alguno que se escapa de la media para ponerse en los doscientos y pico euros.

Pero lo de los 550 euros me parece de locura. A ver, que el abrigo es mono, pero no es de una calidad pasmosa, ni tiene un diseño que quite el hipo, y esto no es Purificación García. Y si me apuran, me haré eco de los comentarios que hay en la web sobre la prenda que dicen que el «borreguito» tiene pinta de ser de los de los disfraces de pastorcillos de los niños en los belenes vivientes. O igual estoy equivocada, y el abrigo vale lo que cuesta porque lleva un sistema de masaje en la espalda incorporado.

Señores de Mango, me dan ganas de hacer como aquel personaje de Regreso al futuro y golpearles la mollera con los nudillos diciendo: «¡Toc-toc! ¿Hay alguien ahí?». No es que estemos perdiendo el norte, es que parece que hasta se nos ha olvidado lo que es una brújula. Y la culpa de todo la tiene Letizia, porque antes de que a ella le diera por vestir de Mango estas cosas no pasaban…

¿Qué os parece a vosotros este asunto? ¿Cuál creéis que sería el precio justo por este abrigo?