Aires marciales para este otoño
Hace unas semanas una amiga me decía en Twitter que no acababa de entender esta absurda manía de la moda de hacer que nos vistamos como si fuéramos a hacer algo que en realidad no vamos a hacer. El ejemplo con el que lo ilustraba era el de la tendencia del estilo safari, ya que según desde su punto de vista, no tenía ningún sentido vestirse de ese modo para ir por la ciudad, porque era como disfrazarse.
No pude menos que mostrarle mi desacuerdo, porque para mí la moda siempre ha tenido algo de lúdico, y también algo de disfraz, en el mejor sentido de la palabra. Si solo pudiéramos vestirnos ciñéndonos a las circunstancias exactas y rigurosas de la situación para la que nos arreglamos no dejaríamos espacio alguno a la creatividad. No podríamos lucir un anorak de inspiración esquimal si viviésemos en Madrid en lugar de en el Polo Norte, ni llevar unas merceditas cuando se es mayor de edad, ni lucir un camafeo del siglo XIX porque estamos en el año 2012 y resultaría un tanto anacrónico. Leer Más