El blog de Carmen Velarde
La de la Gala MET es su alfombra roja y ella lo sabe. Destacar en una alfombra roja de Oscars es una cosa, pero convertirse en la reina absoluta e indiscutible de esa pasarela de alta costura que es la Gala MET, que para colmo cuenta con la dificultad añadida de un ascenso de 72 escalones, es un mérito ganado a pulso que nadie puede arrebatarle a Sarah Jessica Parker. Leer Más
Hola, me llamo Carmen y ya llevo casi un mes sin tocar una gota de acetona. No es que me diera por bebérmela, sino que desde que se me acabó mi maravilloso Bain Dissolvant de Sephora, caí en el imperdonable error de comprar el primer quitaesmaltes que pillé en una droguería, sin pararme a comprobar que estuviera libre de acetona.
La acetona es un disolvente lo suficientemente potente como para que resulte muy tentadora la rapidez con la que elimina capas y capas de los esmaltes de uñas más endiabladamente oscuros. Pero acarrea una serie de consecuencias bastante negativas para nuestras pobres uñas. Tras un par de semanas de uso, las mías empezaron a descamarse, agrietarse y romperse con una facilidad pasmosa por los sitios más insospechados.
Mi primer impulso fue el de maldecir a alguna que otra marca, y pensar que sus esmaltes no eran de calidad, o estaban plagados de químicos malditos. Pero fue mi amiga Azucena la que me hizo caer en la cuenta de que la culpa no fue del cha-cha-chá, sino del condenado quitaesmaltes. Desintoxicarse de la acetona no es difícil, el problema viene cuando tienes que eliminar una manicura en la que, además de un par de capas de esmalte dorado, has aplicado un crackling negro y una última capa de top coat. Socorro. Por no hablar de esos rojos oscurísimos que hacen que tus manos parezcan un fotograma de La matanza de Texas cuando acabas de desmaquillar las uñas.
En estos casos no queda más remedio que tirar de ingenio y hacer buen uso de algunos trucos caseros, que yo he querido compartir con vosotros en un videoblog que espero que os resulte útil. Además, y para compensar por mi ausencia de estos días, os traigo ración doble de vídeos, y después del primero podréis encontrar otro en el que os doy algunos consejos para evitar que el aroma de vuestro perfume favorito desaparezca a las pocas horas de habéroslo aplicado.
Si descubrir los sprays fijadores de maquillaje ya fue un verdadero hito para mí, que tuvo lugar durante el año que estudié maquillaje en la Escuela de Arte Dramático, no queráis ni imaginaros lo mucho que me emocionó probar mi primera prebase fijadora de sombras.
Aunque en mi día a día suelo recurrir a maquillajes más minimalistas, no soy de las que deja escapar una cena o evento un poco más especial para deleitarme en mi particular proceso de «chapa y pintura». Y si había algo que me sacaba sobremanera de mis casillas era pasarme un buen rato para hacer un ojo ahumado, y que en apenas dos horas el trabajo se fuese al traste y aparecieran esos antiestéticos surcos por culpa de los pliegues del párpado.
Por eso tenía muchas ganas de hablaros en un vídeo de este tipo de productos que a mí tanta satisfacciones me ha dado, y que podéis encontrar divididos entre los que se aplican antes de maquillar, y los que se utilizan después para fijar. Según el tipo de piel que tengáis os vendrá mejor uno u otro, o incluso podréis combinar ambos.
Y como sé que el domingo es buen día para dedicar a los asuntos de belleza, lejos del estrés de entre semana, os traigo ración doble de videoblog, por si acaso se os ha escapado el vídeo en el que publiqué cómo se aplican los Nail Patch de Sephora, unos practiquísimos esmaltes de uñas en formato autoadhesivo que se ponen en un santiamén y tienen entre otras ventajas las dos que os conquistarán: que duran muchísimo y que no hay que esperar a que se sequen, ya que desde el momento de la aplicación quedan perfectas.
La bruja con tacón de aguja 