
Si alguna lleva tanto tiempo como yo dejándose el pelo largo seguramente sabrá lo que son esos episodios ligeramente psicóticos en los que una está a un tris de coger las primeras tijeras que encuentre por la casa y esquilarse la cabeza sin piedad alguna. El desencadenante puede ser un nudo persistente a la altura de la nuca que se niega a ser desenredado, o una jugarreta del agua caliente central de tu edificio cuando tienes la melena totalmente enjabonada y aún te quedan por aplicar el acondicionador y la mascarilla.
Es en esos dramáticos momentos en los que no puedes evitar hacer balance del tiempo y dinero que empleas en algo tan absurdo como el pelo. En mi caso por ejemplo me he dado cuenta de que mis maravillosas mechas en Mirache me salen, entre corte y color, por unos 120 euros. Dado que paso por allí cada dos meses, mi gasto anual en peluquería asciende a la nada despreciable suma de 720 euros al año.
Entre champú, acondicionadores, mascarillas varias, serums, espumas, queratinas y demás, se me va una media de unos 30 euros al mes (tirando muy por lo bajo, que conste), ya que al tener el pelo tan largo necesito mucha cantidad de cualquier producto que esté utilizando. Y solo este año llevo unos 100 euros gastados en accesorios varios para moños y recogidos (¡maldito Claire’s!). No incluyo entre los gastos el coste de secadores, planchas para alisar, tenacillas para rizar, etc. porque se supone que no existe cuarto de baño femenino que no los atesore independientemente de la longitud de la melena.
La suma total asciende a unos 1.180 euros anuales. Se me caen los lagrimones de pensar que cada año se me va un viaje al Caribe con todo incluido por el desagüe de la bañera. Leer Más