
Así me he librado de tener que cortarme el pelo después del verano
Este verano se han juntado en mi ecuación capilar varios factores peligrosos: que vuelvo a llevar gran parte de la melena de color casi platino, que he pasado mucho tiempo en la playa y que mi padre ha inaugurado oficialmente la piscina de su nueva casa —con todas las partidas familiares de voley-piscina que eso supone—.
A pesar de que he sido responsable y he estado usando protectores para el sol y para el cloro, supongo que la felicidad veraniega tiene un precio y que ha sido a mi pelo a quien le ha tocado pagarlo.
Viendo el estado en que llegó mi cabellera al mes de septiembre, mucho llegué a temerme que me tocara pasar por la tijera para hacerme un buen corte. Pero con algunos mimos extra y echando mano de un par de productos casi milagrosos he conseguido resucitarla lo suficiente como para que haya bastado con sanear las puntas y poco más. Leer Más