Hace poco os hablaba de mi recién estrenada obsesión por las mochilas, consecuencia inevitable de pasar demasiadas horas viendo The Walking Dead y reflexionando sobre cuál sería el look perfecto para ganarle el pulso al fin del mundo. La adicción a las mochilas es difícil de superar: una vez que te das cuenta de que puedes llevar encima la Nikon, el iPad, un neceser y todo lo que necesites para sobrevivir a tu día a día de forma cómoda no quieres volver al dolor de espalda causado por un bolso con exceso de peso colgado de un solo hombro.
Un claro signo de que la cosa se te está yendo de las manos es que cuando ves mochilas en los escaparates de las tiendas ninguna te parece excesivamente grande. A todas sabrías sacarle partido. Esa para el verano, que hace mucho frío en los cines por el aire acondicionado y así puedo llevar una rebequita dentro (…) Esa otra para los viajes de fin de semana en los que no quiera llevar maleta (…) Aquella de más allá para cuando vaya de picnic con ocho comensales y quiera llevar mi vajilla completa…
Afortunadamente yo no debo de haber cruzado aún esa delgada línea roja que separa el sentido común de esta locura disfrazada de pragmatismo, porque cuando vi las mochilas en las fotos del desfile de Manuel Bolaño en la 080 Barcelona Fashion tuve unos minutos de mandíbula desencajada antes de que se disipara la sensatez y empezara a fantasear con todas las cosas que podría guardar dentro de ellas…
Fotografía de la cabecera | Missnobody.net
Resto de fotografías | Vogue
Viendo la trenza de pelo que cuelga a modo de adorno, yo voto porque lleva el resto del cuerpo dentro de la mochila! :p
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Sí, algo así sospechaba yo también…
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Yo vi el desfile y me encantó! Alguien sabe su precio… es muy tentadora realmentee 🙂
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Me encantan Estas mochilas! Aunque no he encontrado ningún sitio que las venda.
http://thebalmainsatelier.wordpress.com/
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