Ya hace más de una semana que me bajé definitivamente del Costa Fascinosa, pero si cierro los ojos soy capaz de recrear en mi cabeza todos los matices y colores de la luz reflejada en el agua durante las puestas de sol.
Siempre he sentido una fascinación particular por el mar, pero con el Mediterráneo me pasa algo que no soy capaz de explicar muy bien: cada vez que piso una ciudad bañada por este mar me siento enseguida como en casa, independientemente del país en el que esté. Algo curioso teniendo en cuenta que ni siquiera me he criado en una ciudad costera, y que la mayor parte de mi vida adulta la pasé en Madrid.
Por eso desde el momento en que mi novio y yo decidimos probar un crucero para nuestras vacaciones de este año, tuve claro que tenía que ser por el Mediterráneo. Elegimos el Costa Fascinosa,que zarpaba desde Barcelona y recorría varias ciudades del Mediterráneo Occidental (Valencia, Mallorca, Palermo, Nápoles y Savona).

La verdad es que en Valencia, que era la primera escala, ni siquiera bajamos a tierra. Como ya conocemos bien la ciudad preferimos aprovechar para recorrer con tranquilidad las instalaciones del barco. Tengo que reconocer que me sorprendió mucho la comodidad que implica viajar en un crucero, y no solo por el hecho de poder recorrer distintas ciudades llevando tu armario contigo y sin tener que hacer y deshacer maletas.
Como tenía miedo de marearme y no poder disfrutar del viaje me llevé el neceser cargado de Biodramina —aunque luego me enteré de que si las pides, te dan pastillas para el mareo gratis en recepción—. Pero al final solo me tomé una única pastilla la primera tarde, y fue más un por si acaso que otra cosa.
La mayor parte del tiempo es muy fácil olvidarte de que estás en un barco, y tienes la sensación de estar en un híbrido de hotel de lujo y centro comercial con vistas privilegiadas al mar. En determinados momentos sí que notas que el barco se está moviendo, sobre todo durante las travesías nocturnas. Pero no es algo desagradable, y os lo dice alguien que ni siquiera puede bajar la vista para mirar el móvil sin marearse cuando va en coche o autobús. De hecho por la noche resultaba hasta placentero, porque era un movimiento muy suave —prácticamente imperceptible la mayor parte del tiempo— y daba la sensación como de que te estuvieran meciendo un poco la cama para dormirte.

Otro de los temores que tenía era el de no poder disfrutar de las piscinas del barco por viajar en mayo en lugar de en verano. Pero la piscina central, que además tenía dos jacuzzis, tenía una gran bóveda acristalada retráctil que abrían y cerraban en función de la hora y la temperatura exterior. Así que en esa zona siempre era verano y se podía uno dar un chapuzón y tomar el sol sin ningún problema.
Me planteé contratar alguna de las excursiones con la naviera, pero al final preferimos hacer turismo por nuestra cuenta para controlar el ritmo y poder volver al barco cuando quisiéramos. En el barco no hay tiempo para aburrirse, y si te descuidas no tienes tiempo ni para descansar. Hay tantas actividades a todas horas —clases de baile, actividades deportivas, espectáculos, juegos con los animadores, talleres…— que como intentes ir a todo puedes acabar exhausto, que es lo que nos pasó a nosotros al principio. Después aprendimos a dosificar y no nos quedó más remedio que asumir que nos iba a tocar perdernos algunas cosas para no volver de las vacaciones más cansados de lo que estábamos cuando las empezamos.

En lugar de publicar un diario de viaje he preferido ir grabando las cosas más interesantes para enseñároslo todo en este vídeo que he subido a mi canal de Youtube. ¡Espero que os guste!
Se me ocurren algunas cosas que podrían mejorarse en el crucero. Por ejemplo, ¡hemos echado de menos las pizzas en el menú del restaurante y en el buffet! Había una pizzería a bordo, pero era de pago. Al ser un crucero italiano esperábamos poder comer pasta y pizza sin parar, pero en los restaurantes que estaban incluidos en el precio de la reserva no servían pizza, solo focaccias.
Y por otro lado hay que tener presente el tema del idioma. Había empleados y encargados que hablaban español —normal, porque hay muchos pasajeros españoles—, pero para entenderte con la gran mayoría del personal la mejor forma de hacerlo era el inglés o el italiano. Nosotros no tenemos problema con el inglés, e incluso chapurreamos un poco de italiano. Pero al estar tan orientado todo al público italiano nos encontramos por ejemplo con que la noche del concurso de karaoke solo había canciones en este idioma, y uno de los chicos españoles que conocimos durante el viaje quiso participar en el concurso y no pudo hacerlo por este motivo.
Pero quitando estos detalles, mi impresión sobre el crucero ha sido muy positiva. Nos han atendido muy bien en todo momento, y ya estamos pensando en cuál va a ser el próximo que hagamos. Porque sí, esto de los cruceros crea adicción.
el dia que hice un crucero casi me enamoro y me quedo a vivir en el jajaja
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A mí tuvo que obligarme mi chico a desembarcar, que si no sigo allí todavía. 😛
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Yo lo hice a finales de abril y todavía tengo depresión post crucero. A bordo se vive la vida de otra manera. Preciosas las fotos =)
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Yo creo que la depresión post crucero se cura empezando a pensar ya en el siguiente. 😉
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Esta vez por el Caribe 😉
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Un crucero por el Caribe también me llama la atención, aunque a mí el Mediterráneo me tira mucho. Pero el crucero que sí que me ha conquistado de Costa Cruceros es el de la vuelta al mundo. Lo único malo es que dura tres meses y no sé yo quién tiene la suerte de tener tantas vacaciones. Bueno, y también está el pequeño detalle del precio… 😛
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Yo sé quién puede permitírselo: ¡tú mi querida bruja! Con tu talento, energía, iniciativa y tu divina sonrisa, organizarás un desfile de modelos “frutti di mare” durante los tres meses que dura la vuelta al mundo. El objetivo promocionar para tus patrocinadores la diversidad de la moda juvenil española a lo largo y ancho de los cinco continentes. Un proyecto que cabe perfectamente en el marco del programa “Marca España”. Yo te propongo también mi colaboración para juntar en el mismo evento a los jóvenes emprendedores, políticos, destacados dirigentes del tercer sector con el fin de dar un matiz adicional: moda sostenible con elementos tecnológicos para los jóvenes que quieren un mundo sin fronteras, con diversidad cultural, tolerante y respetuoso con el medio ambiente. Y para la guinda final, soy capaz de organizar que el crucero sea propulsado por un combustible ecológico alternativo, con emisiones más bajas de su clase. ¿Qué te parece compaginar el ocio con el negocio con un nuevo socio? 🙂
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¡Jajajaja, iniciativa no te falta por lo que veo! ¡Serías un socio de lujo! 😛
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Gracias. 🙂 Siempre tenemos dos motivos para hacer las cosas: una buena razón y la verdadera pasión. 😉 Me quedo a tu disposición para un desayuno de trabajo si te apetece, a ver si somos capaces de sacar algún proyecto interesante. Trabajar contigo es un placer. Un abrazo muy fuerte. 🙂
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Veo tanta locura que pasan ustedes en los cruzeros/me encantaría tener uno así y pasarla muy bien 😦
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¡Pues anímate! Buscando un poco se encuentran buenas ofertas. 😉
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