Aunque cada vez más personas se conciencian lo suficiente como para no olvidarse de aplicar protector solar en sus manos durante la temporada veraniega, durante los meses de invierno la cosa cambia un poco. El sol ya no nos parece tan amenazador y no damos al frío la importancia que se merece. El resultado inevitable es que la piel de nuestras manos termina deshidratada y resentida, y mucho más susceptible de sufrir signos de envejecimiento prematuro.

Afortunadamente basta con ser constante a la hora de seguir una sencilla rutina de protección e hidratación para que la piel de nuestras manos se mantenga sana, flexible y con capacidad de defenderse frente a las agresiones del clima. Y precisamente de esto es de lo que os hablo en mi nuevo Cosmoclip.

Espero que os guste.