Hace un par de semanas me tocó viajar a Roma para actuar en una gala de magia en el Auditorio de la Conciliación —por si alguien aún no lo sabía: sí, algunas noches en vez de bruja soy maga—. A pesar de que en principio era un viaje de trabajo quisimos quedarnos un día más para poder disfrutar al menos un poco de la ciudad.
Yo ya había estado en Roma hace un par de años, así que la parte más turística como la zona del Foro o la Fontana di Trevi ya las conocía. Por eso lo que me apetecía en este día libre en Roma era callejear un poco, perderme paseando con toda la tranquilidad del mundo y sin las prisas de querer ver en tiempo récord todo lo que marcan como imprescindible las guías turísticas. Leer Más