Baja el ritmo que (todavía) es verano
Entramos en la recta final del verano y seguramente muchos de nosotros ya tengamos la cabeza metida de lleno en todas las novedades que septiembre trae consigo. Cuando era niña estas semanas me resultaban de lo más emocionante por aquello de empezar a preparar la vuelta al cole: comprar libros y cuadernos (tengo una peligrosa adicción a toda clase de artículos de papelería), empezar a especular con mi mejor amiga sobre qué profesores nos darían clase ese año, la emoción del reencuentro con nuestros compañeros después de tres meses de vacaciones.
Tres meses de vacaciones… Parece mentira que haya yo estado alguna vez con tanto tiempo libre. Hace unos días leí un artículo que reflexionaba sobre si los emprendedores pueden o no tomarse vacaciones, entendidas del mismo modo que las que disfrutan los trabajadores por cuenta ajena. Aunque yo no me considero emprendedora en el sentido estricto de la palabra, solo soy una freelance como otra cualquiera, sí que me identifico con el colectivo como buena autónoma que intenta buscarse la vida. Y la conclusión a la que he llegado es que definitivamente no podemos tener ese tipo de vacaciones.
Pero afortunadamente en mi caso la vida me compensa, porque tengo un trabajo que me gusta tanto que no me pesa llevármelo puesto cuando me escapo unos días a la playa. Esa ha sido mi solución para disfrutar de vacaciones: o bien hacer un esfuerzo extra para dejar todo el trabajo adelantado los días previos cuando era una escapada corta, o bien dejar espacio para el portátil en la maleta cuando ha sido un viaje más largo. Leer Más