No quería dejar escapar el 2013 sin publicar algún post sobre mi viaje a Nueva York hace unas semanas, y aunque sigo teniendo en el tintero las fotos de street style que hice he preferido seguir en la línea del post Cosas curiosas de la gastronomía estadounidense y publicar una nueva retahíla de cosas divertidas, desconcertantes o incluso a veces un poco locas que descubrí mientras hacía las Américas.

Uno de los primeros lugares que visité durante mi primera mañana paseando por Manhattan fue una tienda de An American Craftsman. Un rincón ecléctico y onírico, el paraíso de los amantes de los objetos de decoración con un toque especial. De buena gana me hubiese llevado alguna de las esculturas que vi por allí.

Tenían muchas cajitas de madera artesanales con formas divertidas, aunque a nosotros la que más nos llamó la atención (por deformación profesional) fue esta:

Digo lo de deformación profesional porque mi novio acaba de abrir una clínica dental en Logroño, y uno de los motivos de visitar Nueva York en esas fechas era una convención de odontólogos que se celebraba allí, cuya feria fuimos a visitar uno de los días. Y fue precisamente en esa feria donde vi algunos de los objetos más espeluznantes de todo el viaje (con permiso de las Oreo fritas y los riñones de chocolate). No me refiero a ningún tipo de material odontológico, sino a estos zapatos, este collar y este corpiño decorados con dientes.

El modelito perfecto para esta Nochevieja. Siempre y cuando seas Lady Gaga.

Y por si ese no era suficiente trauma me encontré con esta marioneta con dentadura en un stand de odontopediatría. Se supone que sirve para enseñar a los niños la manera correcta de cepillarse los dientes, pero yo estoy profundamente agradecida de que el dentista que me atendía en mi niñez no hiciera uso de este tipo de inventos, ya que nunca hubiera vuelto a ver a mis muñecos de peluche con los mismos ojos.

Aconsejada por mi amiga Milena, que justo había estado unas semanas antes en la gran manzana y me había legado un maravilloso plano lleno de apuntes con cosas interesantes que ver en Nueva York (¡gracias Milena!) fui a ver La Soiree. Un espectáculo de variedades inolvidable, picante y muy divertido con unos artistas increíbles. Su «Even the juggling is naughty, don’t bring the children!» lo dice todo. Os recomiendo que no os lo perdáis si tenéis la oportunidad de verlo.

En Estados Unidos las monjas saben cómo divertirse y buena prueba de ello es este calendario que me encontré en una tienda. Todo el mundo sabe que los americanos son muy religiosos (God bless America, my friend!), así que quién sabe, puede que este tipo de calendarios sea el que decora los talleres mecánicos y las cabinas de los camioneros.

Los americanos tienen también su propia teoría de la evolución, pero con esas hamburguesazas tan ricas que ponen creo que hasta Darwin hubiera dado su visto bueno al asunto.

También tienen muy claro que el apocalipsis zombi está al caer y como saben que no todo el mundo puede permitirse un búnker venden unas guías de supervivencia que ya las quisieran los de The walking dead, y para que no te falte de nada te ofrecen también estilismos de camuflaje prêt-à-porter.

Una de las pocas frikadas que superó al libro de Max Brooks fue este colosal Hulk hecho con piezas de Lego que vi en el ToysRus de Times Square. Increíble, ¿verdad?

Y por último, el accesorio perfecto para los amantes de la tecnología, para aquellos que no saben vivir sin su iPhone. El invento que todos estábamos esperando: una funda para móvil con un discreto reloj incorporado. ¡Al fin podremos mirar la hora en el móvil! ¿Por qué no se le habría ocurrido a nadie antes?

Y hasta aquí las andanzas de La Bruja con tacón de aguja en este año que está a punto de terminar. Mil gracias a todos por leerme y mil gracias más a los que os atrevéis a comentar. Si el 2013 os ha tratado mal despedidlo con una patada en el culo y dando saltos de alegría. Y si os ha tratado bien dad saltos de alegría igualmente, porque lo mejor aún está por llegar. 😉

Me despido de vosotros con una selfie que me hice mientras disfrutaba del sencillo y poco ostentoso placer de recorrer Manhattan en limusina, porque esa cara de felicidad es la que me he propuesto tener durante todo el 2014.

¡Feliz Año Nuevo!