
La bendición de la piel grasa
Normalmente cuando hablo de mi piel grasa es para maldecirla un poco. A ninguna de las personas que la sufrimos nos gusta estar encadenados a las toallitas matificantes —pasé por una temporada en la que incluso me las fabricaba yo misma para ahorrar un poco—. Tampoco nos hace mucha gracia eso de tener que retocar todo el maquillaje a mediodía porque el exceso de sebo desintegre prácticamente cualquier base por mucho acabado mate que tenga.
Y eso por no hablar de la obsesión de ir leyendo las etiquetas de los productos en una búsqueda incansable de cosméticos no comedogénicos, para evitar que los poros se obstruyan y aparezcan los temidos granitos y brotes de acné.
Pero no todo van a ser malas noticias: tener la piel grasa o mixta tiene una ventaja importante que estoy descubriendo con la edad, y es que las arrugas y marcas de expresión tardan mucho más en aparecer, ¡yuju!
Al principio pensaba que se trataba únicamente de uno de esos mitos que rodean a este tipo de piel en particular, como ese que dice que las pieles grasas no necesitan usar cremas hidratantes —grave error: lo que ocurre es que necesitan hidratantes específicas para su condición—. Pero de un tiempo a esta parte noto de forma inequívoca que es cierto lo de que la dosis extra de grasa en este tipo de piel la mantiene protegida y flexible. Porque de otro modo no se me ocurre ninguna explicación alternativa posible al hecho de que alguien que gesticula con las cejas de forma tan histriónica como yo apenas tenga marcas de expresión en la frente.
A menudo recibo correos de chicas que me leen y que sufren también las desventajas de la piel mixta o grasa. Me preguntan qué productos utilizo, o si puedo recomendarles alguna crema antiedad o algún tónico casero. Precisamente para responder este tipo de dudas estoy preparando dos posts diferentes: uno hablando sobre el producto que utilizo ahora como prebase de maquillaje y otro sobre una nueva gama de productos antiedad que llevo un tiempo usando y que me está gustando muchísimo.
Pero este post de hoy era más bien una reflexión mía. Creo que muchas veces, en lo que a temas de belleza se refiere, nos centramos únicamente en los aspectos negativos de los rasgos que nos ha regalado la naturaleza, ya sea la textura de nuestro cabello, nuestras curvas —o ausencia de ellas—, o nuestro tipo de piel. Y pienso que no está de más cambiar un poco el enfoque que tenemos sobre nosotras mismas para aprender a valorar las ventajas con las que contamos.
En mi caso, después de toda la vida quejándome del fastidio de la piel grasa, ha sido justo ahora cuando he empezado a verle el lado positivo. Me encantaría que me contáseis en un comentario si también tenéis este tipo de piel y si notáis que las arrugas tardan en aparecer más que a otras personas que conozcáis que tengan la piel seca (siempre partiendo de la base de unos cuidados básicos y hábitos relativamente saludables, claro está).
Y también me gustaría mucho que me contáseis si habéis vivido una situación parecida con algún otro aspecto de vuestro físico, que durante mucho tiempo os haya parecido una maldición, pero que hayáis acabado por encontrarle el lado positivo. 🙂
Imagen | Fotografía designed by Freestockcenter – Freepik.com