Nadar es uno de los pocos ejercicios que no me aburre soberanamente, junto con las artes marciales, patinar, tirar con arco y poco más. Nunca he servido para machacarme en el gimnasio haciendo repeticiones de movimientos sin sentido, sin embargo hasta hace no mucho era capaz de pasarme dos horas seguidas haciendo largos en la piscina sin apenas descansar. Me encanta la sensación de paz y aislamiento del resto del mundo que se tiene al sumergir la cabeza bajo el agua. Como si, además de un ejercicio, fuese algún tipo de meditación, concentrándome únicamente en mi cuerpo y mi respiración.
Pero a pesar de todos los beneficios que me aportaba la natación terminé dejándola por un motivo de lo más frívolo: es incompatible con el pelo rubio en general y las mechas en particular. Para mí ya era habitual —incluso cuando era pequeña y aún me mantenía alejada de los tintes capilares— terminar el verano con la melena plagada de reflejos verdosos por culpa de los químicos necesarios para mantener limpias las piscinas. Y cuando empecé a aclararme el pelo uno o dos tonos más que mi tono natural, el problema empezó a ser incluso peor.
Supongo que el color rubio no es el único factor que influye, sino que también puede deberse a aspectos como la porosidad o la textura de mi cabello. Y aunque ya tengo un buen repertorio de trucos caseros para eliminar esos reflejos verdosos, lo cierto es que me da mucha pereza tener que estar pendiente de ello. Por eso este verano quería probar un nuevo protector, ya que no me apetecía pasar las vacaciones preocupada preocupándome en exceso por el asunto. Leer Más