Hace un par de semanas tuve la oportunidad de pasar un fin de semana en Buxton con mi chico. La ocasión nos la brindó una convención de magia que se celebraba allí, para cuya gala habían contratado a Eduardo (por si alguno todavía no lo sabe: además de blogger soy ilusionista, en este enlace podéis ver un pequeño vídeo promo que tenemos Eduardo y yo).

Volamos de Bilbao a Manchester, y una vez allí cogimos uno de esos maravillosos y enormes taxis negros que cuarenta y cinco minutos después nos dejó en Buxton. También se puede llegar en tren desde el aeropuerto de Manchester (por si os planteáis visitar la ciudad en una escapada y queréis ajustar un poco más el presupuesto).

Nos alojamos en The Old Hall, el edificio más antiguo de la ciudad (data de 1670) y uno de los más emblemáticos. Es un hotel a la antigua usanza, con pasillos estrechos y moqueta. Hay a quien no le gustan este tipo de alojamientos, pero a mí me encantan. Como anécdota os contaré que el ascensor era tan antiguo y pequeño que a nosotros nos pareció de atrezzo y no nos atrevimos a usarlo, pero luego vimos que otros huéspedes lo usaban con toda la tranquilidad del mundo. 

Debo de tener cierto espíritu británico porque soy bastante adicta al té y me encanta esa costumbre de los hoteles ingleses de dejarte todo lo necesario para preparártelo en la habitación. Es una buena manera de hacerte sentir como en casa.

Nos hizo mucha gracia encontrarnos entre las almohadas con este simpático oso de peluche que podías adoptar (previo pago de 20 libras, eso sí) si querías llevártelo a casa.

Alojándote en el centro puedes ir a pie prácticamente a todos los lugares interesantes de Buxton. Merece la pena pasear por The Pavilion Gardens, una de las joyas de la ciudad. Tienen un quiosco de música donde se celebran también bodas, y justo mientras paseábamos por allí pudimos ver una.

Aprovechamos el paseo para hacer algunas compras. Como al anochecer refrescaba bastante y yo fui poco previsora y no iba bien abrigada, me hice con este bonito abrigo de doble botonadura de Marks & Spencer.

Y no pude resistirme a estos maravillosos oxford de charol de Clarks, que estrené esa misma noche.

La Buxton Opera House, que es donde actuaba Eduardo, es sin lugar a dudas el edificio más llamativo de la ciudad, además de ser la Ópera más alta de Inglaterra.

La puerta de artistas tenía la peculiaridad de que iba a dar justo frente al cementerio local, que por muy lúgubre que suene hasta tenía su encanto.

Lo pasamos tan bien y nos quedamos con tan buen recuerdo del viaje que al final ¡incluso decidimos adoptar al osito! Aquí lo tenéis posando muy orgulloso con su certificado de adopción recién expedido.

¿Conocéis Buxton? ¿Habéis viajado por esa zona de Inglaterra?