Llevo mucho tiempo pensando que a las revistas femeninas les toca reinventarse. Desde mi punto de vista, la culpa de la crisis de las publicaciones en papel no la tienen las publicaciones online, sino los propios contenidos que nos encontramos en la mayoría de las grandes cabeceras.

Internet lo único que ha hecho ha sido poner al alcance de las lectoras otras opciones con las que poder comparar lo que nos encontramos entre manos al abrir una revista tradicional. Como cuando pasamos de tener dos o tres canales de televisión a tener cinco o seis.

Antes no había más opciones que comerse las lentejas o dejarlas, pero ahora gracias a nuestros móviles, tablets y ordenadores se abre ante nosotros un abanico casi infinito de contenidos para consumir. Y como era de esperar, muchos de estos contenidos acaban superando con creces en calidad a aquellas cabeceras que hasta ahora tenían el monopolio de la prensa para público femenino. 

Hasta hace pocos años yo era una de esas que no faltaba a la cita mensual con el kiosco para hacerme con mi arsenal habitual de revistas de moda. Pero no sé si será la edad, porque ha llegado un momento en que no me da la paciencia para pasar las ciento diez páginas de campañas publicitarias con modelos en su mayoría anoréxicas que me mete la revista Vogue por los ojos antes de llegar siquiera a la carta de la directora. Y que no me vengan con lo de que las campañas publicitarias de moda también se disfrutan porque son muy artísticas, o con lo de que necesitan los ingresos publicitarios para no acabar en la quiebra.

Porque lo peor de este tipo de revistas no es el centenar de páginas de publicidad que nos encontramos nada más abrirlas; el problema es que apenas nos encontramos en ellas con dos o tres artículos de contenido que realmente aporte algo, ya que la mayoría son solo textos que intentan de convencernos de todas esas prendas, accesorios y productos cosméticos sin los que nuestra vida no va a tener sentido la próxima temporada.

Que no digo yo que no haya cabida para este tipo de artículos —al fin y al cabo no debemos olvidar del tipo de revistas de los que estamos hablando—, pero yo echo de menos más chicha. Más compromiso con las preocupaciones reales de las mujeres reales. Y sobre todo más mujeres reales, porque sobre el tema de los cánones de belleza que se desprenden de las páginas de estas revistas ya han corrido ríos de tinta, y aún está el asunto muy lejos de encontrar una solución saludable.

Afortunadamente no todo en esta vida son Vogues o Elles. Cada vez son más las mujeres con criterio que se dan cuenta de que esos contenidos no son suficientes. Y es precisamente entre esas mujeres con criterio donde se encuentran Laura Martínez Hortal y su equipo de intrépidas compañeras, responsables de la revista Gansos Salvajes.

Gansos Salvajes es una publicación independiente que ha sabido aceptar con valentía el reto de dar contenidos de calidad a mujeres cada vez más exigentes. En sus páginas conviven en perfecta armonía artículos de temática muy variada que abarcan tanto la maternidad o el emprendimiento, como la gastronomía, los viajes, la salud o la moda sostenible. Cada centímetro de papel de esta revista transpira autenticidad, mucho entusiasmo y ganas de hacer —por fin— las cosas bien. Os dejo con un fragmento del editorial que abría el número de verano, y que es el mejor resumen que puede hacerse de la declaración de intenciones de este grupo de mujeres.

Gansos Salvajes es el producto nacido de un sueño. El sueño de crear una publicación que al ser ojeada no nos someta a la presión de esforzarnos por llegar a parecernos a un ideal de belleza imposible. El sueño de que todas podamos disfrutar de un diseño bien hecho. El sueño de dar información útil, sensible y respetuosa. El sueño de reconciliar la belleza con la inteligencia, la sensibilidad con la fortaleza de las mujeres, el gusto por la moda con la tranquilidad de saber que detrás de cada prenda hay respeto por el planeta y por el ser humano. El sueño de que algún día consigamos tener una autoimagen equilibrada, no solo basada en nuestra imagen externa sino también en nuestra riqueza interior.

Nuestro sueño es reconciliar la moda y la belleza con la conciencia y el respeto.

(Laura Martínez Hortal)

Gansos Salvajes es una revista trimestral que puede conseguirse a través de su propia web, en formato tanto electrónico como físico. La suscripción anual para recibir en casa los cuatro ejemplares anuales de la revista solo cuesta 22€, una verdadera ganga teniendo en cuenta las horas de trabajo que lleva cada número detrás y el mimo con el que está cuidado hasta el más mínimo detalle. Os aseguro que no os arrepentiréis si le dais una oportunidad. 😉