Resulta cuanto menos sorprendente que en pleno siglo XXI no pueda una declararse abiertamente feminista, por ejemplo en redes sociales, sin que le lluevan del cielo un buen puñado de insultos gratuitos entre los que siempre se acaba colando el consabido feminazi. Por eso quizá no sea de extrañar que aún a estas alturas de la película muchas celebridades o mujeres del mundo de la política tengan tantos reparos a la hora de pronunciar la palabra.

Cuánto daño habrá hecho a sus legiones de seguidoras Paula Echevarría con su no hay que ser feminista ni machista, yo creo que los extremos nunca son buenos ni para un lado ni para otro, o con aquello de las mujeres no tenemos que demostrar nada porque ya todo el mundo sabe que nos valemos por nosotras mismas, salvo excepciones.

Lo único peor que un hombre machista es una mujer que también lo es pero no lo sabe. No sé en qué clase de burbuja vivirá Paula Echevarría, pero precisamente su profesión es una de las más desfavorecidas por culpa del machismo. Supongo que todo es cuestión de que pasen algunos años más para que ella compruebe en primera persona que sus compañeros masculinos de reparto siguen trabajando y ganando más, y que los papeles femeninos dejan de llegarle a ella para quedarse en manos de actrices veinteañeras. Porque Hollywood nos ha educado en la doctrina de que la compañera del héroe nunca envejece.

Ojalá en España tuviésemos más referentes en los que fijarnos, más mujeres que no tuviesen ningún reparo en declararse abiertamente feministas para quitarle el estigma al término. Que no se cansasen nunca de aclarar que feminismo no es lo contrario de machismo. Porque, por si alguien aún tiene dudas al respecto a estas alturas, aprovecho para aclarar que el feminismo es la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres. Y no tiene nada que ver con el hembrismo, que sí que sería el equivalente femenino del machismo.

Puede que en España no tengamos una Emma Watson o una Miley Cyrus, pero al menos podemos estar orgullosos de tener a una Leticia Dolera que entiende y hace entender a la perfección que el hecho de estar mejor que hace unas décadas no es excusa suficiente para no seguir avanzando, o intentarlo al menos.

Ojalá pueda ver el día en que todos, tanto hombres como mujeres, seamos feministas convencidos.