Es un día triste para los admiradores de Alan Rickman, ese actor inolvidable capaz de erigirse en héroe aun llevando la máscara de villano. Pocos malvados han sido nunca tan carismáticos como cualquiera de los interpretados por Alan, desde el inteligente y maquiavélico Hans Gruber de La jungla de cristal hasta el reservado profesor Severus Snape de la saga de Harry Potter.
Yo tuve la inmensa fortuna de escucharlo por primera vez viendo Robin Hood en versión original subtitulada durante una clase de inglés en el instituto. Digo que tuve la fortuna de escucharlo porque, sin desmerecer para nada el resto de su actuación (que siempre me ha parecido grandiosa), lo que realmente me fascinó desde el primer momento fue su voz. Más adelante descubrí que le apodaban the voice o velvet voice (la voz o voz de terciopelo), un apelativo que me pareció más que justificado.
Así que no se me ha ocurrido mejor homenaje para despedirlo que recuperar esa voz tan maravillosa recitando el soneto 130 de Shakespeare. Hasta pronto, voz de terciopelo, una parte de mi juventud se va contigo.
- Dumbledore: After all this time?
- Snape: Always.