Creo que somos muchas las mujeres que pasamos por una serie de estados y sentimientos sobre nuestro pelo que tienden a repetirse de manera cíclica. Si lo tenemos corto, de repente un día decidimos que ya va siendo hora de volver a dejarlo crecer para poder teñirlo y peinarlo, e incluso fantaseamos con la gran cantidad de recogidos y peinados de moda que podremos hacernos cuando su longitud sea la adecuada.

Dejar crecer el pelo es una auténtica odisea por la que imagino que hemos pasado la mayoría. Puede ser realmente desesperante estar meses aplicando champús específicos y mascarillas para que las puntas estén lo más sanas posible y que no haya que cortarlas apenas, y luego llegar a la peluquería y que tu estilista desoiga deliberadamente tus súplicas de cortar solo un centímetro.

Hasta que el pelo llega a los hombros, el largo en el que empieza a considerársele «melena», puede ser bastante molesto, ya que no hay manera decente de recogerlo, y no os digo ya si encima lo lleváis capeado o desfilado. Pero lo más cómico de todo el proceso es cuando por fin llegas al punto en que podrías hacerte todos esos recogidos y peinados con los que te deleitas en las revistas de moda, pero entonces la excusa de no tener tiempo suficiente cada mañana te parece lo bastante razonable como para ir siempre al oficina con un coleta sosa y triste. 

Es en ese momento cuando llegas a la conclusión de que el pelo largo no es tan chic como esos cortes de tipo bob que llevan las it girls, y que además te esclaviza y te hace desperdiciar parte de tu tiempo y de tu dinero en cuidar una melena que tampoco te da tantas satisfacciones. En ese punto, das el paso y te presentas en la peluquería aireando un recorte de una foto de Alexa Chung, para darte cuenta demasiado tarde de que ese flequillo no nos sienta bien a todas y que, después de todo, el pelo largo no estaba tan mal. El arrepentimiento entra por la puerta trasera, sin avisar, y en los casos más extremos algunas recurren incluso a extensiones o postizos para recuperar la longitud perdida.

Hoy voy a intentar romper ese círculo vicioso con un recogido tan fácil como divertido y original, que no te robará más de cinco minutos cada mañana, y que te permitirá salir de la monotonía de la coleta o la trenza lateral.

¡Contadme vuestras impresiones si os animáis a lucirlo! 😉

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