Aficionarme a los podcasts y despertárseme el gusanillo por los audiolibros fue todo uno. Pero así como hay plataformas suficientes entre las que elegir a la hora de escuchar podcasts de cualquier temática, en lo referente a los audiolibros solo encontré en su momento la opción de Audible, de Amazon, pero me pareció que el precio que pedían era algo despropornionado: había que pagar una suscripción mensual que solo incluía un audiolibro al mes. El resto había que pagarlos aparte.
Y precisamente el atractivo de este formato es que nos permite devorar libros a mucha mayor velocidad que si los leyéramos, pero para estar pagándolos a precio de ebook prefería seguir descargándolos en mi Kindle como vengo haciendo desde hace años.
Ya me había olvidado casi por completo del asunto cuando mi padre me propuso que hiciéramos juntos un blog con reseñas de audiolibros —que os enlazaré por aquí en cuanto lo tenga listo—, y me recomendó que le echara un vistazo a la app de Storytel.
Hice una búsqueda rápida en Google y me hizo gracia descubrir que lo llamaban el Netflix de los audiolibros. Ya con eso me tenían medio ganada: había que pagar una suscripción mensual fija, pero incluía acceso ilimitado a todo su catálogo. Así que no tardé ni cinco minutos en descargarme la app al móvil para empezar a curiosear entre sus títulos durante los 14 días de cortesía que te dan para que la pruebes.
No hizo falta esperar dos semanas para decidirme, fue un flechazo prácticamente instantáneo. El catálogo en español es bastante completo, la aplicación es muy intuitiva y fácil de manejar, y además de audiolibros tiene muchos títulos que están disponibles también en formato ebook. No estoy muy segura de si sacaré mucho partido de este último aspecto porque para leer sigo prefiriendo mi Kindle, pero no está de más saber que puedo tener acceso a la biblioteca de Storytel si en algún momento quiero leer desde el móvil o desde una tablet.
Storytel ofrece 3 planes diferentes en función de si queremos una cuenta individual, o si queremos compartirla con hasta dos personas más.
Hace varios días decidí que había llegado el momento de dejar de perder tanto tiempo en Facebook y me desinstalé la app —sigo usando Facebook Pages para administrar la página del blog y leer allí mensajes y comentarios relacionados con las publicaciones—. Desde entonces cada vez que tengo un rato muerto que normalmente hubiera desperdiciado haciendo scroll infinito entre discusiones absurdas sobre el gobierno o el coronavirus, lo que hago es ponerme a escuchar un nuevo audiolibro en Storytel.
He escuchado tres libros en menos de diez días, y estoy segura de que van a ser muchos más durante los próximos meses porque ya se ha convertido en una verdadera adicción. Si hubiera descubierto Storytel el año pasado no hubiera fracasado estrepitosamente en mi propósito de año nuevo de leer veinticuatro libros durante el 2019. Pero supongo que más vale tarde que nunca.