Si había alguna baja de la próxima edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid que realmente pudiera apenarme, esa era sin duda la de Elisa Palomino. La diseñadora valenciana se había convertido para mí en uno de los alicientes principales para asistir a los desfiles de la semana de la moda madrileña. Sus shows aunaban una serie de factores que por desgracia no siempre abundan en nuestra patria, como colecciones sofisticadas y muy femeninas, pero al mismo tiempo originales, que eran presentadas al público con una esmerada puesta en escena fiel al espíritu de su creadora.

Creaciones cuidadas hasta el más mínimo detalle que dejaban entrever la impecable trayectoria de esta joven diseñadora que se apasionó por la moda jugando en el ático de su abuela con quimonos asiáticos y piezas vintage, para acabar pasando por firmas de renombre como Moschino, Roberto Cavalli o Diane Von Furstenberg después de formarse en la prestigiosa St. Martins College of Art. 

Puede que la etapa que más le envidiemos sean sus ocho años como Directora de Estudio de la firma John Galliano, durante los cuales colaboró también en las colecciones de Alta Costura de Christian Dior, creando auténticas obras de arte.

El gusto por un exotismo sofisticado de origen oriental ha sido el denominador común de las tres colecciones que he tenido el placer de verle presentar en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, antigua Pasarela Cibeles. No era difícil dejarse seducir por sus favorecedores diseños y sus suntuosos tejidos, razón por la que me ha sorprendido que finalmente la crisis haya acabado por hacerla desistir de su proyecto.

Lucía Cordeiro, portavoz de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) fue la encargada de dar la noticia la semana pasada. Aunque no puedo evitar entristecerme, dado el talento de Elisa Palomino no me cabe ninguna duda de que muy pronto la veremos dando rienda suelta a todo su buen hacer bajo el amparo de alguna importante firma internacional. Esperemos que los vientos cambien y que llegue el día en que pueda volver a deleitarnos con nuevas colecciones propias.