Todas deberíamos tener en nuestro armario un LBD o little black dress: un vestidido negro que nos favorezca y nos siente como un guante, lo suficientemente versátil como para poder usarlo con un trench para ir a la oficina o con unas sandalias y un bolso de fiesta en un cóctel nocturno. Ese tipo de prenda camaleónica que, con los complementos y accesorios adecuados, se adapte a todo tipo de situaciones. Y que seguramente en más de una ocasión termine por sacarnos de algún que otro apuro de esos en los que parece que, a pesar de tener el guardarropa lleno, no tenemos nada que ponernos.
La clave para que un vestido negro, en apariencia sencillo, nos haga brillar con luz propia está en saber elegir ese que se adapta a nuestra silueta, destacando nuestros puntos fuertes y ayudándonos a disimular aquellas partes de nuestro cuerpo que menos nos gusten. Y para dar con el diseño adecuado siempre viene bien seguir estos pequeño consejos que os doy en el Cosmoclip de esta semana. ¡Espero que os gusten!