Uno de los temores clásicos que nos asaltan cuando nos planteamos cortarnos el pelo es pensar que nos aburriremos por no ser capaces de hacernos tantas trenzas bonitas y recogidos originales como antes. Pero seamos honestas con nosotras mismas: ¿cuántos recogidos elaborados nos hacemos habitualmente? Algunas de nosotras pueden alegar que no saben hacerse peinados muy elaborados y que por eso los reservan para ocasiones especiales, para las que suelen ponerse en manos de un profesional.
Pero yo, que soy más que capaz de hacerme muchos tipos de recogidos bonitos, lo cierto es que acababa casi siempre con una coleta alta o un moño de bailarina cuando quería apartarme el pelo de la cara por el motivo que fuera. Y alisarlo o rizarlo también eran cosas que me daban bastante pereza después de lo que ya tardaba simplemente en lavarlo y secarlo cada día.
Pero desde que me lo he cortado las tornas han cambiado, y aunque es verdad que ya no puedo recogerlo como antes, también es cierto que me pesa mucho menos dedicarle algo más de tiempo al acto de peinarme dado que tardo mucho menos que antes en lavarlo y secarlo. Y he descubierto que llevaba toda la vida pensado que tenía el pelo encrespado, cuando en realidad lo tengo ondulado. Si lo estrujo un poco con las manos y lo dejo secar al aire consigo unas ondas muy desenfadadas que me encanta. Y cuando quiero unas ondas mucho más marcadas y con dosis extra de volumen lo consigo siguiendo los pasos que os muestro en mi nuevo Cosmoclip.