Soy un animal nocturno y afortunadamente mi carrera como freelance me permite gestionar mi horario de trabajo, de modo que puedo acomodarlo para trabajar por las tardes o incluso algunas horas por la noche a cambio de no tener que madrugar en absoluto. Todo era maravilloso hasta que me encontré cara a cara con mi primer invierno británico y la ridícula cantidad de horas de luz de las que podía disfrutar si osaba levantarme después de las diez de la mañana, teniendo en cuenta que a las cuatro ya es prácticamente de noche por aquí durante estos meses.
Así que, por el bien de mi salud mental y física, no me queda otra que ir en contra de mi propia naturaleza durante esta época del año y madrugar un poco con tal de aprovechar al máximo los tan cotizados como escasos rayos de sol. No voy a mentir: no me resulta nada fácil obligar a mi cerebro a rendir por las mañanas. Pero me he acostumbrado a seguir una serie de pasos que me ayudan a empezar el día con mucha más energía y sin que me cueste tanto esfuerzo concentrarme, y quiero compartirlos aquí por si acaso a ti también te sirven.
1. Beber agua
Es lo primero que hago en cuanto me caigo de la cama. Al principio tenía que obligarme un poco porque no siempre me apetecía, pero ya me he acostumbrado y ahora me lo pide el cuerpo. Durante las horas de sueño el cuerpo ha estado tirando de reservas y necesita volver a hidratarse, y empezar la mañana con un buen vaso de agua nos ayuda a depurar el sistema digestivo y los riñones, además de evitar dolores de cabeza.
2. No mirar el móvil
Reconozco que esta ha sido una de las cosas que más me ha costado, pero que más ha marcado un antes y un después. Empiezo el día mucho menos estresada si la noche de antes dejo el teléfono cargando en otra habitación en vez de llevármelo a la mesita de noche, porque así evito la tentación de mirar mi correo o mis redes sociales en cuanto abro los ojos. Los mensajes de ese grupo de WhatsApp pueden esperar hasta después del desayuno, y si ese email de tu bandeja de entrada fuese urgente de verdad, probablemente sería una llamada en vez de un correo. No te autoengañes con la excusa de tener que consultar tus alertas de Google para ser el primero en disfrutar de buenos precios o de las mejores ofertas del Black Friday, es cuestión de tener un poco de fuerza de voluntad. De verdad merece la pena empezar el día sin dejarse arrastrar por la vorágine de noticias, memes, likes o stories. Internet no se va a ir a ningún sitio.
3. Ponerme al sol
Parece una nimiedad, pero es un paso crucial a la hora de intentar equilibrar el ritmo circadiano —sobre todo cuando se es tan nocturno como yo— y además ayuda a nuestro cuerpo en la tarea de sintetizar la tan necesaria vitamina D. Lo ideal sería dar un paseo de unos quince minutos al aire libre, pero como la meteorología inglesa invernal no es la más apropiada para ello, me conformo con tomarme el primer té de la mañana junto al enorme ventanal que tengo en el cuarto que hace las veces de oficina.
4. Hacer algo de ejercicio
Cuando no se me han pegado demasiado las sábanas, me gusta empezar la mañana con una sesión de yoga. Y si por el motivo que sea ando un poco más justa de tiempo lo que hago es una rutina de unos diez minutos de estiramientos suaves para reactivar el cuerpo y la circulación.
5. Meditar
Después de hacer yoga o estirar me gusta meditar durante al menos diez minutos. Yo suelo hacer una meditación guiada con la app de Downdog —que es además la misma que uso para las clases de yoga—, y esto me ayuda a mantener más fácilmente la concentración en las tareas una vez que me pongo a trabajar. Si no te apetece meditar, o por cualquier razón no te gusta, te animo a que al menos te tomes unos minutos para hacer unas respiraciones profundas con los ojos cerrados, mentalizarte respecto al día que tienes por delante y visualizar un poco cómo te gustaría que fuera todo durante las próximas horas.
6. Desayunar bien
Esta es otra de esas cosas que al principio me costaba un poco, porque cuando estoy recién levantada no suelo tener mucha hambre. Por eso primero me tomo un té mientras aprovecho para ponerme al sol y leer un ratito (ver paso 3), y ya después de haberme movido un poco con el ejercicio consigo devorar un desayuno un poco más decente. Con el tiempo he aprendido que lo importante es incluir algo de proteínas —huevos revueltos o en tortilla, tortitas de plátano y huevo, tostadas con queso fresco,…— para mantenerme saciada y con energía durante más tiempo.
7. Escuchar música mientras me arreglo
No es ninguna novedad el hecho de que escuchar música estimula nuestra capacidad de atención y memorización, además de contribuir a la liberación en nuestro organismo de neourotransmisores como la dopamina, fuente de sensaciones placenteras y de la sensación de relajación. La música también disminuye la ansiedad y afecta de forma positiva a los ritmos respiratorio y cardíaco. Y por si eso fuera poco, además escuchar la playlist adecuada es la herramienta perfecta para transformar nuestro estado de ánimo. Así que hazte una lista de canciones que te transmitan buen rollo y escúchala cada mañana para empezar la jornada de buen humor.
8. Escribir (a mano) las tareas pendientes del día
Estamos tan acostumbrados a teclear todo el tiempo que poco a poco hemos ido perdiendo de vista los beneficios de escribir a mano. La escritura a mano favorece la asociación de ideas y el razonamiento lógico, además de mejorar nuestra concentración y creatividad y combatir la ansiedad y el estrés. Aprovecha el inicio del día para disfrutar de un momento de mindfulness usando papel y boli para plasmar por escrito tus metas y tareas pendientes para la jornada.
Estos son los ocho pasos que se han convertido en mis grandes aliados para lograr que el hábito de madrugar un poco cuando no me queda más remedio sea lo más llevadero posible. ¿Tienes algún otro consejo que te sirva a ti también? ¡Cuéntamelo en un comentario!
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Excelentes ideas para empezar bien el día. También soy animal nocturno, lo que me sale naturalmente es quedarme hasta tarde trabajando, leyendo, y luego levantarme tarde. Pero he tenido que adaptarme al ritmo diurno. Incluso he pensado en comprarme una de esas lamparitas especiales, o un despertador de los que van subiendo la luz según se acerca la hora. Pero tus consejos son mucho más sencillos, ¡con mucho sentido común!.
Me funciona bien el desayunar ‘fuerte’ y es verdad que las proteínas son clave!. También tengo mi momentito de meditación, de leer y apuntar cosas en la agenda, de estiramientos (todo esto en 15 minutos!). Y lo que me mete en el día de lleno es poner la radio, escuchar la previsión del tiempo, es como que me pongo en marcha Ya Mismo!.
Encantada de leerte!
besos
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¡Yo también tengo mucha curiosidad por las lámparas esas que simulan el amanecer, dicen que van genial para estos casos! Habrá que investigarlas un poco más a fondo. Desayunar bien es clave, lo contrario es como intentar arrancar el coche sin gasolina en el depósito. 😂
Encantada de leerte yo también, ¡muchos besos!
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