Hace unos años estaba yo participando en una gala de magia en la que actuábamos varios ilusionistas, y nos encontramos con el contratiempo de que el suelo del teatro en el que trabajábamos aquella noche era especialmente resbaladizo.
Además, para colmo de males, yo llevaba aquella noche unos zapatos de salón de charol negro de tacones infinitos que tenían las suelas muy lisas, lo que aumentaba de forma alarmante mis probabilidades de terminar la actuación dando algún desafortunado patinazo.
Se me ocurrió entonces pedir al regidor que me consiguiera una lata de Coca-cola para echar mano de ese truco tan socorrido que usan muchos bailarines y que consiste en echar una pequeña cantidad del refresco en un rincón junto al escenario y pisarlo un poco para que las suelas se queden pegajosas y ganen adherencia.
Pero la función ya había comenzado y no era posible salir fuera del teatro para conseguir la susodicha lata de Coca-cola. Sentada en el camerino mientras esperaba mi turno para salir a escena, hice un repaso mental de los productos que tenía a mi alcance para ver cuál podía serme útil en mi misión de llegar de una sola pieza al cierre del telón. Y entonces vi el bote de laca que asomaba en mi neceser.
Probé a pulverizar varias pasadas sobre las suelas de mis zapatos y comprobé con satisfacción que podía pisar con firmeza y sin miedo a resbalarme, y pude terminar sin problemas mi número de magia.
Porque a veces a un producto común y corriente como puede ser un bote de laca pueden dársele usos diferentes además del evidente, que es el de mantener cada pelo sin moverse de su sitio durante el máximo tiempo posible. Todo es cuestión de tener un poco de curiosidad y ganas de experimentar, y eso es precisamente lo que hago yo en mi nuevo Cosmoclip.
Tiempo después, al buscar sobre ello en internet, descubrí que mucha gente usa el truco de la laca en los zapatos, así que el mérito del descubrimiento no es mío en absoluto. Yo llegué a la conclusión porque el bote de laca fue lo único que tenía a mano en aquella situación, y porque en aquel entonces todavía no se estilaba lo de llevar conexión a internet en el teléfono móvil. De haber sido así podría haber googleado en busca de una solución y me habría ahorrado la engorrosa tarea de pensar por mí misma. 😉
Y para quien por cualquier motivo se haya sorprendido con mi faceta de maga porque solo me conocía en la de bloguera, así os dejo una de mis últimas fotos promocionales (pido perdón por este momento de auto-bombo, ¡no he podido evitarlo!).
me encantan las trenzas
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una idea genial!!!no se me habría ocurrido usar la laca!!
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Bueno bueno… lo del truco para las medias no me lo sabía.. me lo apunto
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