Tengo la suerte de tener unos vecinos encantadores, entre ellos una señora maravillosa a la que ya considero mi amiga. Su pasaporte dice que tiene ochenta años, pero por su forma física y su vitalidad podría decirse que aparente veinte o veinticinco menos. No se quiso jubilar hasta el año pasado, y es tan autónoma e independiente que a día de hoy sigue conduciendo su propio coche para ir a todas partes.

Antes de la pandemia quedábamos todas las semanas para tomar el té o ir al cine, y aunque durante el confinamiento nos ha tocado guardar un poco las distancias, hemos seguido en contacto. La semana pasada volvimos a quedar después de todos estos meses y me llevó a merendar a un hotel precioso con vistas al mar que está a diez minutos de donde vivimos, pero que yo nunca había visto porque está un poco escondido. Uno de esos rincones que solo se descubren porque te los muestra un lugareño.
⠀
Como ella no tiene móvil nuestra forma de mantenernos en contacto y de ponernos de acuerdo para quedar es dejándonos notas y tarjetas en el buzón. Lo de escribir tarjetas para todo es una costumbre muy inglesa, y de hecho hay incluso tiendas que se dedican solo a eso, a vender tarjetas para todo tipo de ocasiones.

Cuando recibí la primera me pilló un poco desprevenida y tuve que ir a una papelería expresamente a comprarme un set de tarjetitas con sobres para poder contestarle. Ahora ya no me faltan nunca tarjetas de este tipo en casa. Se han convertido en mi WhatsApp particular con ella. ❤️
Que bonitas ese tipo de iniciativas y cuánto bien hacen!
Me gustaMe gusta
Es imposible llevarse mal con estos vecinos tan encantadores. 🙂
Me gustaMe gusta
¡Que hermoso! Y que afortunada de tener una vecina así ♥️♥️
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias, Franchesca! ¡Sé que soy afortunada! 😁❤️
Me gustaLe gusta a 1 persona