Si me viera yo en la terrible situación de tener que reducir mi neceser de maquillaje a únicamente tres productos imprescindibles sin los que puede decirse que casi no sé vivir, serían sin lugar a dudas el corrector de ojeras, el lápiz de cejas y la máscara de pestañas. Por ese orden. Lo del corrector de ojeras supongo que a estas alturas suena bastante evidente, dada la inmensa cantidad de posts y vídeos que he dedicado al asunto durante todos los años que llevo blogueando.

Lo del lápiz de cejas fue sin embargo un descubrimiento relativamente reciente que me sobrevino a raíz de una visita que hice a The Lab Room donde me hicieron un rediseño de cejas y me mostraron las bondades de maquillarlas de forma adecuada. Es increíble cómo se redefinen los rasgos, e incluso cómo se rejuvenece en ocasiones el rostro cuando las cejas recuperan la densidad de nuestros años adolescentes —y hay que ver cuánto daño han hecho esas modas de llevarlas hiper depiladas—.

La máscara de pestañas es mi tercer imprescindible porque aunque tengo los ojos grandes y almendrados, los tengo ligeramente caídos, y me da la sensación de que me entristece mucho la mirada el hecho de saltarme el paso de maquillarme las pestañas.

Aunque aún tengo pendiente probar esa máscara de Too Faced de la que tantas chicas hablan maravillas, Better Than Sex, lo cierto es que he probado muchísimas versiones de este producto. Y por eso en este nuevo Cosmoclip quería hacer una pequeña guía contando qué tipo de efecto podemos esperar de nuestro rímel según el tipo de cepillo que estemos usando.