Como me gustan los bolsos grandes siempre termino llenándolos de cosas que no necesito, y supongo que esa es la causa principal de que me pase la mayor parte del tiempo con los hombros doloridos. Además, cuantas más cosas acumulo, más difícil me resulta encontrar lo que ando buscando cada vez que meto la mano en el bolso. Y eso por no hablar de la pereza que me suele dar cambiarlo todo de un bolso a otro, por lo que al final casi siempre acabo usando el mismo todos los días.
Hace poco me propuse obligarme a mí misma a llevar bolsos más pequeños con el objetivo de llevar encima solo lo indispensable, y debo reconocer que no lo estoy haciendo del todo mal porque llevo un par de meses apañándome con bandoleras un poco más discretas para el día a día.
Pero hay ocasiones en las que no queda más remedio que echar mano de un bolso más grande, sobre todo si vamos a viajar o si vamos a trabajar y tenemos que llevar con nosotros documentos, o tablets y cargadores. En esos casos es imprescindible hacer un esfuerzo extra para mantenerlo todo bien ordenado y evitar que el caos reine en el interior del bolso, con el estrés añadido que eso puede suponer en algunas situaciones. Y para ello nada como estos trucos y consejos que os muestro en mi último Cosmoclip.