Dejando al margen a las profesionales del sector y a las auténticas adictas a la cosmética, tengo la sensación de que en lo referente al maquillaje la mayoría de las mujeres podemos dividirnos en dos grupos: las que disfrutan haciéndose un elaboradísimo ojo ahumado en cualquier ocasión y las que se sienten desnudas sin una pasada de su labial favorito. Porque esa es una de las reglas de oro del maquillaje: hay que elegir entre destacar los ojos o los labios, no se puede tener todo.
Yo obviamente me siento más identificada con el segundo grupo. Puedo prescindir por completo de las sombras de ojos —para mi día a día me basta con mi lápiz de cejas y mi máscara de pestañas, o a veces solo con uno de los dos—, pero soy de las que no sale de casa sin llevar al menos un par de barras de labios en el bolso. En mi cuarto de baño hay probablemente el triple de labiales que de sombras de ojos. Y los números no mienten, o eso dicen.
Así que, como buena aficionada que soy a maquillarme la sonrisa, creo que he cometido, en más de una ocasión, prácticamente todos los errores que se pueden cometer al hacerlo. Y esta semana los he recopilado en un nuevo Cosmoclip para que toméis nota y no caigáis en ellos vosotros también.