Cuando era más jovencita era mucho más desastrosa y desordenada. Tampoco es que ahora haya cambiado de forma de ser radicalmente y de manera repentina, pero sí que valoro cada vez más mi tiempo y no me gusta malgastarlo en cosas innecesarias, como por ejemplo buscando mi rímel favorito o un determinado pincel para sombras dentro de un neceser caótico, especialmente cuando tengo algo de prisa.
Hace algún tiempo decidí invertir en un buen set de organizadores de esos de metacrilato que permiten tener todos nuestros cosméticos ordenados y recogidos pero a la vista, para poder localizar fácilmente aquello que andamos buscando. Pero antes de llegar a ese punto pasé por un par de alternativas algo más desenfadas y económicas de las que aún echo mano de vez en cuando para ciertas ocasiones —como la de mantener el orden en el maquillaje que llevo en la bolsa del gimnasio— y que he querido compartir con vosotros en este Cosmoclip.