No es por ponerme pesimista o filosófica, pero con el tiempo todo va siempre a peor. Y nuestros cosméticos tampoco se libran. A base de abrirla y cerrarla nuestra máscara de pestañas tiende a secarse en tiempo récord —a menudo incluso mucho antes de lo que predecía su fecha de caducidad—, y eso se traduce en un montón de grumos a la hora de aplicarla.
Y los productos en formato de polvos compactos acaban endureciéndose y dificultando que podamos tomar con nuestra brocha la cantidad adecuada para maquillarnos. Por suerte son dos problemas que tienen una solución tan relativamente sencilla como fichar estos trucos que os muestro en mi último Cosmoclip.
P.D.: aprovecho para recordaros que en este otro vídeo que publiqué hace algún tiempo os explicaba otra forma —un poco más agresiva, pero también muy eficaz— de poner a punto nuestros cosméticos en polvo. 😉
oye que buenos tips!
Feliz domingo
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